Trabajo

El principal motivo por el que emigraron la mayoría de las mujeres fue económico aunque otras lo hacían en búsqueda de la libertad que la dictadura en España no les ofrecía. Algunas llegaron a Bélgica para reunirse con su pareja o con algún familiar que ya se encontraba en el país trabajando. Otras vinieron solas y construyeron en Bélgica su propia familia.

 

Muchas se dedicaron a servir en casas de familias belgas con un alto poder adquisitivo mientras sus maridos trabajaban mayoritariamente en las minas. Algunas de ellas, vivían incluso en la casa de sus jefes, es decir, eran internas. Entre sus labores estaba el cuidado de los hijos e hijas del matrimonio, la limpieza y la cocina.

 

También hubo mujeres como Manuela que trabajaron en restaurantes o fábricas y hubo otras emprendedoras como María Teresa, que decidió abrir su propio negocio: una tienda de productos españoles.

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Pero el trabajo fuera del hogar no era el único que desempeñaban. Tras la jornada, tenían que continuar con el cuidado de su casa y de su familia, así que la conciliación laboral era difícil.