Memoria
En aquella época, la mayoría de viajes que hacían los emigrantes eran en transporte terrestre, lo que comportaba trayectos que podían durar días y costaban una parte importante del sueldo que percibían. Además, no era habitual tener vacaciones pagadas por lo que las visitas a España eran poco frecuentes. De hecho, a veces pasaban incluso años sin poder ir a pasar unos días junto a su familia.
Esto significaba perderse una gran cantidad de momentos y vivir otros alejados de sus seres queridos: bodas, cumpleaños, navidades, nacimientos…
Por este motivo, los objetos que les recordaban a los suyos acababan convirtiéndose en mucho más que simples objetos. Para curar esa morriña, las asociaciones culturales españolas fueron para muchas de ellas lugares de refugio y de conexión con sus raíces.
